A finales del año pasado mis hijos Jorge y Manuel pintaron una de mis antiguas casas-boceto y una tarde decidimos colgarla alli donde pudieran verla habitualmente: un pequeño jardin situado en su colegio.
A menudo, cuando llegan al cole a primera hora de la mañana se pasan por el árbol donde saben que esta su casa y le echan un vistazo. De momento la casa resiste bien, pero no hemos tenido la suerte de comprobar si esta habitada.
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